Columna de Opinión

Cuando la Izquierda Prometió Cambio y Entregó Frustración

Hoy, domingo 29 de junio, la coalición oficialista Unidad por Chile enfrenta un momento decisivo: elegir a su candidata para enfrentar en noviembre a una oposición en clara ventaja. Carolina Tohá (Socialismo Democrático), Jeannette Jara (Partido Comunista), Gonzalo Winter (Frente Amplio) y Jaime Mulet (FRVS) mantienen viva la tensión entre continuidad y renovación (elpais.com). Lo que en un comienzo parecía un proceso armónico se ha transformado en la radiografía de una coalición fracturada por la herencia del gobierno de Gabriel Boric.

La sombra de un ciclo que genera desencuentros

El mandato de Boric llega a su fin en marzo de 2026. Fueron tres años marcados por promesas de cambio, seguidos de reconocimientos públicos de errores: “hicimos un mal diagnóstico del país”, admitió el propio Presidente en su última Cuenta Pública (latercera.com). Hoy, esa herencia pesa en los rostros, las palabras y las alamedas de la contienda. Votantes, militantes y miembros de la coalición ven con distancia el legado no cumplido: la precariedad económica, la seguridad denostada y un quiebre en la confianza política. Esa atmósfera se ha trasladado al escenario de las primarias, donde los candidatos intercambian reproches más que propuestas.

Volver a lo humano, escuchar la voz del país

La campaña ha expuesto tensiones inesperadas. Carolina Tohá y Jeannette Jara, ambas exministras de Boric, protagonizaron cruces públicos, con acusaciones mutuas sobre “negacionismo” de logros o adobes retóricos críticos (elpais.com). Sus historias hablan de trayectorias y decisiones en primera línea, obligadas a rendir cuentas delante de sus propios aliados. Tohá, señalada por cierta autocomplacencia, y Jara, criticada por un tono combativo y ortodoxo, encarnan ese pulso que divide entre centro y comunismo.

Gonzalo Winter, por su parte, ha acudido al recurso de la memoria: ex líder estudiantil y hoy diputado, se define como el custodio del legado boricista, con énfasis en desigualdad y medio ambiente . Su campaña busca conectar con los jóvenes desencantados, sosteniendo que el proyecto transformador aún tiene vigencia. Jaime Mulet, con más foco en seguridad e inmigración, representa esa voz más pragmática que se refugia en preocupaciones locales, territoriales.

Una adversidad común, cuatro caminos

Más allá de los bloques ideológicos, los cuatro candidatos comparten un desafío humano: revertir una desventaja electoral palpable. Son conscientes de las encuestas que ubican a la derecha –Evelyn Matthei y José Antonio Kast– muy por delante . Esa realidad ejerce presión. Para cada uno, el resultado de este domingo funciona a la vez como medidor de apoyo, salvavidas interno y trampolín para su visión del progresismo.

Pero más allá de las cifras y la discusión estratégica, lo que emerge es un relato cargado de sombras: referentes que no lograron cristalizar las expectativas y candidaturas que necesitan mostrar que aún pueden conectar con la gente. En cada saludo, mirada y propuesta está escrita la responsabilidad de hablar directamente al país, no solo a sus militantes.


Esta primaria, más que un trámite interno, revela una escuela de aprendizaje político emocional: el duelo entre legado y renovación, entre la exigencia de resultados y la urgencia de empatía. Cuatro candidaturas encarnan, de manera humana y compleja, el estado actual de la izquierda tras Boric.

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